“No mires
nunca atrás!”: metáfora final ...del Libro Mi cuerpo para Curarme....
“Érase una
vez… entre las colinas y el bosque, un guante pequeño. Se paseaba. Al azar de
sus peregrinaciones, encontraba pantalones, calcetines, camisas, jerseys e
incluso ropa interior. Dándose un apretón de manos o de manga, todo este
mundillo se saludaba calurosamente. En este campo, cada cual estaba muy
satisfecho de su destino, a pesar de algunos pequeños incidentes inevitables de
la existencia. Naturalmente, por tiempo de lluvia, el impermeable era el único
que podía pasear, pero los días de gran calor, hay que decir que estaba menos
cómodo…
Muy elegante, el pequeño guante estaba
sin embargo afectado de un mal extraño y funesto. Padecía de una inmensa
sensibilidad, que lo hacía triste frecuentemente. No podía soportar ver un
agujero en unos pantalones: esto lo rompía. Si veía que faltaba un botón a una
camisa, se sentía amputado. Si veía una mancha en una camiseta, se sentía
manchado. Si notaba un jersey de lana agujereado o con hilos cortados, estaba
trastornado, se sentía profundamente desvalorizado. Padecía todas estas
heridas, todas estas agresiones en unos compañeros que amaba e incluso en los
desconocidos!
Pero sólo era la mitad de su mal. Este
pobre guante pequeño tenía siempre necesidad de ser halagado, admirado, sus
cualidades reconocidas, naturalmente reales. Si pasaba más de 24 horas sin
cruzar una mirada afectuosa, estaba apenado, trastornado. Su preocupación
diaria era buscar una palabra, una mirada, una aprobación.
Un día en que cruzaba un puente, un
golpe de aire inesperado lo hizo caer al torrente. Se cerró rápidamente para
que el agua no entre dentro, porque tenía miedo de ahogarse, y gesticulando más
o menos, con ayuda de sus cinco dedos, consiguió alcanzar la orilla. Aquí, tendido
en una roca, se secó al sol. A pesar de sus precauciones, el agua había
penetrado en el interior, y tuvo la idea repentina de darse la vuelta, es decir
hacer pasar lo que estaba dentro afuera, y lo que estaba fuera adentro.
Esto fue la revelación. Un verdadero
milagro se produjo gracias a esta vuelta. El pequeño guante nunca se había dado
cuenta desde hacía años - quizás desde su salida de la hilatura - que estaba al
revés! Su interior estaba al exterior, y el exterior estaba en el interior
suyo. Era el motivo por el cual padecía tanto del sufrimiento de los demás.
Porque lo que sucede en el exterior de nosotros, normalmente lo dejamos en el
exterior. Pero él, lo vivía en el interior suyo! Y lo que nosotros vivimos en
el interior nuestro, es decir nosotros – mismos, nuestra identidad, la
consciencia de nuestro ser y de nuestro valor, todo esto, el pequeño guante lo
había puesto en el exterior. Su centro estaba fuera! En el exterior, en los
demás!
Pero ahora, todo esto ha terminado. Se
ha dado la vuelta total. Su interior está en el interior, y el exterior se va a
quedar siempre en el exterior.
A partir de ese día pudo ser sensible a
las inquietudes de los demás sin estar atormentado. Pudo también apreciar sus
cumplidos sin depender de ellos.
A veces puede Vd. sentir cómo le toca
la espalda, o le acaricia el hombro, o bien divisarlo, paseando de colina en
colina. Según noticias de última hora, hubiese encontrado a un alma gemela, y
ellos dos están aprendiendo a tocar piano…
…Porque el perfume de la vida es silencioso
Y el canto de los colores indescifrable,
Similar a la caricia de la voz más amante,
Y naciendo muy alto adentro.
Como un sabor sonoro y sin nombre,
mañanas imposibles se entrechocan:
Es el instante, es en seguida...
Abrazos Luminosos
MILES DE GRACIAS POR COMPARTIR TAN VALIOSO MATERIAL
ResponderEliminarGracias a vos por el re-encuentro en el camino!!!!
EliminarTe agradezco mucho por ta valiosa información en peso como que fuera oro así considero tu aportación
ResponderEliminarNAMASTE Belén Montenegro
Ese es el propósito preciosa....que sirva en este camino luminoso para nuestro crecimiento !!!
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